Uno de los obstáculos que nos encontramos a la hora de realizar cualquier cambio o innovación en las bibliotecas y centros de documentación es la falta de miras de los directores del departamento correspondiente, del director del centro o del director de la empresa. La gran mayoría de las veces están asesorados (si es que lo están) por personas que no tienen idea de los servicios que se pueden o deben ofrecer. Sólo ven una cosa: que no haya quejas.
Cómo ya señalaba Michael Casey – gracias Nieves – una parte importante en la biblioteca 2.0 es la política. Hay que hacer ver a todos los implicados lo que es y lo que aporta. Pero aquí se entra en arenas movedizas, pues podemos encontrarnos con tres variables:
* No quieren oír hablar de cambios. Ya sean buenos o malos, no desean que se llame la atención, prefieren una gestión permanente de “tranquilidad” por el motivo que sea (generalmente, intereses ajenos a la biblioteca).
* Oyen las sugerencias, pero no escuchan. Por compromiso, interés inicial o cualquier otro tipo de implicación, oyen las ideas que se proponen. No obstante, no ven claros los fines, no quieren “arriesgar” pérdidas de tiempo, etc.
* Escuchan, apoyan, esperan resultados. Las nuevas ideas calan y ven oportunidades de mejora, ofrecen su apoyo y ven nuevas opciones de futuro a los servicios bibliotecarios. Quieren resultados.
En aquellos casos en que no se da la última situación, hay que vender el cambio. Es difícil cuando hay falta de comunicación o no hemos sabido exponer las ventajas de nuestras sugerencias. Por ello hay que plantearse una opción alternativa: crear unos servicios “pilotos” que hablen por nosotros ante quien nos ha dado la negativa por respuesta. Ante esto, también hay que tener en cuenta los riesgos que implica:
- Al habernos dado un “no”, ir en contra de ello puede tener consecuencias para nosotros, especialmente si lo realizamos en nuestra jornada laboral.
- Puede que perdamos el tiempo porque ni aún con resultados buenos vean claros los cambios.
- Etc.
Si optamos por realizar la experiencia piloto:
ð Hacer un estudio de usuarios.
ð Evaluar resultados y decidir qué servicios 2.0 se adecuan más.
ð Realizar una página de prueba en la que ir incorporando las aplicaciones.
ð Establecer un periodo de tiempo para que una muestra representativa de cada colectivo de nuestro centro acceda a los servicios.
ð Evaluar la participación de los usuarios: revisar aplicaciones, accesos, comentarios, etc., así como realizar un estudio del grado de satisfacción.
ð Realizar un informe con los resultados.
ð Si los resultados son los esperados, presentar al responsable oportuno dicho informe, así como el acceso a la página de prueba.
Si aún así no conseguimos apoyo, habrá que desistir, pero manteniéndonos atentos a los cambios y avances… porque no hay que rendirse ante los obstáculos si estamos convencidos del progreso.